Los profesionales que trabajan en los departamentos de comunicación de las empresas con mejor reputación ya lo conocen al dedillo. Trabajar en configuración de la personalidad de una marca es una prioridad.
Una construcción que se debe edificar sobre aquello que define a la marca. Es decir, aquello que ofrece y promociona. Algo en lo que, desde hace un tiempo, obliga a manejar con mimo los nuevos medios de información y comunicación digitales en los que se mueve una globosfera que no deja de aumentar… y también de modificar sus hábitos.
Si nos fijamos en los datos sobre branding vemos cómo casi seis de cada diez consumidores asegura que las marcas deben promover valores positivos relegándose a un mísero 13 por ciento el número de usuarios que considera que lo único en lo que deben centrar sus esfuerzos las marcas en aquello que ofrecen.
Y es que, sobre este punto, cabe destacar la incidencia cada vez mayor que tiene la proyección de los valores y las acciones ancladas a estos valores que realizan las empresas en el proceso de compra de los nuevos consumidores, cada vez más informados y exigentes.
De un tiempo a esta parte ya no basta con activar el altavoz para promocionar productos o servicios sino que se nos pide que lo usemos para comulgar con los valores de un target determinado que premia y castiga, ,muy especialmente en los sectores donde las diferencias entre los competidores son mínimos, con lo que eso supone.
Así pues, definir una marca con un mensaje y una forma que nadie lo ha hecho antes es el gran reto del branding. El trabajo en este campo debe centrar sus esfuerzos en unir su personalidad a la de quienes la consumen mostrándose cercano a las emociones humanas que definen su clientela.
En ese proceso de construcción de imagen de marca deberemos tener en cuenta los siguientes puntos:
Definición de tu audiencia: Si no sabemos a quién vendemos, qué piensan, qué demandan en cada momento, por qué compran aquí y no allí o qué valoran más en cada compra estaremos perdidos.
Conocimiento del mercado y sus cambios: Más allá de los cambios en los hábitos de consumo de los consumidores el mercado también va cambiando de la mano de nuevas formas de producción y de comunicación con esta audiencia que resulta capital conocer en todo momento.
Desarrollo de los valores de marca: Quiénes somos, qué nos define, qué nos diferencia del resto, cuál es nuestro compromiso con nuestro entorno y cómo podemos seducir mejor que nadie a nuestros potenciales clientes deben ser la biblia a la hora de hacer branding.
Seguir la línea de nuestros valores y los de nuestro target: Con el tiempo podemos redefinir nuestro negocio pero nunca podemos perder aquello que nos ha mantenido vivos y que ha generado fidelidad en nuestro sector.
Diferenciarse del resto lo máximo posible de la competencia y asemejarse lo máximo posible a los deseos de los clientes ayudará de manera determinante a, por un lado, evitar el rechazo y, por otro, generar fidelidad. El gran asunto que ocupa ahora mismo a los departamentos de comunicación y marketing de medio planeta.