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Tendencias y retos de la publicidad exterior

La publicidad exterior es tan antigua como el ser humano. Esta nos lleva acompañando desde tiempos inmemoriales como consecuencia del afán del hombre por comunicar y buscar el mayor alcance de cada uno de sus mensajes.

Hoy en día, cuando hablamos de publicidad exterior nos referimos a aquella que se sirve de lugares públicos para exponerse tanto en carteles, como en vallas publicitarias o en mobiliario urbano. Una estrategia de marketing que no ha logrado ser desbancada por la llegada de la nueva era digital que, lejos de esconderla, ha conseguido encenderla a través de las distintas innovaciones tecnológicas que se han sumado a la construcción de una publicidad exterior 2.0.

Una publicidad que, hoy en día, sigue enfrentándose a tres retos principales como lo son la creatividad, la innovación y la ética, tratando de integrarse en el espacio urbano y no invadiéndolo como pudo ocurrir durante el boom y la expansión de este método publicitario.

A estos retos se le suman otros desafíos como lo son la regulación, el desarrollo de nuevos sistemas tecnológicos y su convivencia con los nuevos dispositivos de información y comunicación que cada vez acaparan más la mirada de los consumidores, también ahí fuera.

Algo que lejos de verse como una amenaza ha servido de acicate para que los profesionales de la publicidad exterior le den una vuelta a sus estrategias en busca de la mejor manera de llegar a los consumidores, impulsar una conversación con ellos y generar experiencias que otorguen un valor añadido que no puede ofrecer la publicidad digital.

Así lo demuestran estudios como el elaborado por la Asociación para la Investigación de Medios de Comunicación (AIMC) que constata que los consumidores que consideran de su interés la publicidad exterior, sobre todo cuando esta se presenta con en un formato innovador y que les resulta llamativo atrayendo su atención.

La efectividad de la publicidad exterior

Además, este mismo informe revela que los dos lugares más efectivos para exponer la publicidad exterior son los centros comerciales y las carreteras, siendo los centros comerciales el mejor banco de pruebas para conocer de antemano qué puede funcionar mejor o peor en los núcleos urbanos.

Es en estos lugares de ocio donde es cada vez más habitual encontrar pantallas de plasma, LED, interactivas y táctiles que dejan bien a las claras que el futuro que de este tipo de publicidad pasa por sumarse a esos nuevos hábitos de consumo de los usuarios que hablan de la potencia de los impactos audiovisuales en comparación con los estrictamente visuales.

Un formato, este, que además ofrece la posibilidad de adaptarse a la audiencia en función de los barrios, los horarios o las zonas de los centros de ocio en los que son colocados a tiempo real, incrementando así la tasa de efectividad de cada impacto, así como la probabilidad de generar engagement.

Si algo parece claro a tenor de los últimos estudios al respecto es que la tecnología no ha acabado con la publicidad exterior, sino que la ha potenciado a través de una metamorfosis que ha llegado para quedarse.